OPPENHEIMER VA MÁS ALLÁ DE LA BOMBA ATÓMICA
No esperaba una película así. Oppenheimer es la película que marcará un antes y después en la carrera e Christopher Nolan. El director de cintas magnas como El Caballero Oscuro, Origen o Intestellar se consagra como un cineasta total y un autor como la copa de un pino. Si no lo era ya.
Oppenhemier es una película biográfica sobre la vida de la persona que es considerada el padre de la bomba atómica. Algo totalmente diferente a todo lo que hemos visto en la filmografía del director. También es una película que no cuenta con un gran despliegue de producción como Dunkerque o la propia Interstellar. Es, simplemente, una cinta de 3 horas de duración de plano contra plano, diálogos y miradas, de ejercicio de guión, adaptación y dirección. Porque esta historia te la coge otro director y te entrega un ladrillo.
El filme se basa en el libro Prometeo americano. El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y Martin J. Sherwin y recuerda a películas como JFK. de Oliver Stone. Aunque ésta es mucho mejor. Con una Banda Sonora apabullante y una actuación descomunal del elenco destacando a un consagrado Cillian Murphy y un impresionante Robert Downey Jr. es una experiencia única en el cine. Y además, va más allá.
Oppenheimer es mucho más de lo que esperaba. Es una película que narra la vida y obra del creador de la bomba atómica, sí, pero también es una historia y una reflexión sobre la culpa, los remordimientos, la ciencia, la política, la guerra, la ambición… y, por supuesto, el poder.
¿Porque qué hay más poderoso que una bomba atómica? Las personas que la controlan.
*OJO SPOILERS*
POLÍTICA, AMBICIÓN Y PODER
La última película de Nolan introduce un elemento muy poco explorado en su filmografía: la política. Quitando ciertas pinceladas en la trilogía del Caballero Oscuro, nunca ha llegado a mojarse hasta ahora.
En Oppenhemier da una cátedra de como entender las ideologías políticas. El padre de la bomba atómica, con un pasado que simpatizaba con el partido comunista y con relación de amistad e incluso sentimental -esencial la relación con el personaje de Florence Pugh– con personas afines a esas ideas le colocaban como un blanco idóneo para explorar la época del Macartismo. Intelectuales o figuras relevantes con capacidad de influir en la opinión pública eran objeto de persecución política durante los años 30, 40 y sobre todo los 50, en el inicio de la guerra fría.
Oppenheimer apoyó al bando republicano español durante la guerra civil, estaba totalmente en contra del fascismo creciente en todo el mundo y nunca dejó de criticar el estado americano y su forma de anteponer su intereses ante todo. Sin embargo, a pesar de sus ideas pasadas, la cinta muestra una separación clara entre estado y nación. Además, critica el Comunismo Intelectual cuando empezó a sindicalizar estratos de la sociedad privilegiados.
«Vosotros no sois obreros ni estibadores».
En este punto entra el personaje de Robert Downey Jr., Lewis Strauss, un tiburón de Washington, un obseso por el poder con un ego desmedido. Es quizá la mejor actuación de su carrera y un papel clave en la historia de la cinta. Su antagonismo y las humillaciones entre él y Oppenheimer dan base al entramado de la película. Un Oppie que también posee ese egoísmo y esa ambición por ser el primero en desarrollar la bomba, por ser el científico más importante. La diferencia que los separa: la conciencia.
Para rematar, el momento del personaje de Casey Affleck que parece una escena de terror, la aparición puntual de un SUBLIME Gary Oldman como el presidente Harry Truman o esa conversación sobre la decisión de donde se lanzarán las bombas atómicas, tan natural y sin ningún tipo de vacile al jugar con la vida de miles de personas, son una prueba más de la corrupción del poder y la política en la propia moral.
CULPA Y REMORDIMIENTOS
El otro gran tema de la cinta es la culpa. La carga de conciencia que conlleva la ambición por ser el primero en crear la bomba de todas las bombas y con ello la reflexión que podemos sacar de todo esto.
Oppenheimer no era ningún santo. Engañaba a su mujer, era muy orgullo -odiaba que le humillaran- y, por una parte, él estaba contento de haber logrado tal desarrollo científico. Juntó a los mejores científicos del mundo en una comunidad -Los Álamos- y él era el líder de todo aquello. Incluso reflexionaba sobre el uso del lanzamiento de la bomba sobre ciudades como una medida que supusiera el fin de todas las guerras. Una especie de neutralidad entre potencias que se podían destruir a la vez. Una paz que, hasta hoy en día, tiene su base en eso realmente. Así mismo, valoraba los peligros que esto suponía.
Después de los eventos de Hiroshima y Nagasaki, todo se le cae a Oppenheimer.
Si el éxito de la prueba de la bomba atómica es la escena de la película, dirigida de manera espectacular por Nolan y con un uso perfecto de la música y de los silencios -sobretodo de los silencios-, la escena post lanzamientos, celebrando ante la gente durante un mitin, es la escena más aterradora, asfixiante y turbia de toda la película- Es agobio puro. El sonido de los pasos, los gritos de celebración que se convierten aullidos de terror… es otro nivel.
El propio escarnio y humillación pública a la que se vio sometido, como lo llevó como si fuera una penitencia o un castigo, sumado a la culpa sobre la muerte Jean (Florence Pugh), quizá su verdadero amor -que bien narrado está su «suicidio»- o la propia escena turbia de sexo en público-no público a la que se somete la propia mujer de Oppie -una fantástica Emily Blunt como Kitty– son prueba del martirio mental al que se enfrentan los personajes.
La escena final, con el propio Albert Einstein (Tom Conti) -que papel tan pequeño pero tan necesario-, es un terror tan real que abruma.
DIRECCIÓN, BANDA SONORA Y ELENCO
La dirección, la banda sonora, el guion y el reparto lo son todo en esta película. Es imposible hacer una película tan buena, sobre temas tan complejos, sin esto.
En una cinta que se basa en puros diálogos, la dirección de Christopher Nolan es perfecta. Los fondos que están vivos, la manera de encuadrar, la reacción de los actores a lo que les están diciendo… convierten cada escena, cada frase, en un acontecimiento. Te mantiene pegado a la pantalla del cine, clavado, aunque estén tratando temas complejos como la política o la física.
El elenco es glorioso. Cillian Murphy y Robert Downey Jr. se merecen de calle una nominación a todos los premios que se respeten pero el resto del equipo, Emily Blunt, Florence Pugh, Matt Damon, Jack Quaid, Dane DeHaan, Johs Hartnett, David Dastmalchian, Rami Malek -que pequeño papel tan importante-, Jason Clarke, Benny Safdie, Kenneth Branagh… están en su mejor nivel. Todos están a la altura de una película impresionante en este sentido y eso que me dejo nombres en el tintero de la categoría de Gustaf Skarsgard o Gary Oldman. Difícil reunir tanto talento-
Y si eso no es suficiente, la banda sonora lo eleva al máximo. Cada momento de la película está aumentado por una B.S.O. poderosa y apabullante de Ludwig Göransson. Pueden beber una Coca Cola con una pieza de esta película y lo convertiría en algo épico.
EL USO DEL TIEMPO Y CONCLUSIÓN
El uso del tiempo como manera de narrar o como elemento de la historia es un tema recurrente en la carrera de Christopher Nolan. Desde Memento hasta Tenet, pasando por Origen, Dunkerque o Interstellar, el tiempo ha sido clave para el director.
La manera en la que juega con el pasado en color y un presente en blanco y negro, como va dando saltos entre momentos que provocará que todas las piezas se unan y cobren sentido en ese impresionante y frenético tercer acto es otra muestra de lo que Christopher Nolan es capaz. Si pudiera tener una conversación con él, sin duda sería sobre este asunto.
Oppenheimer es la película más completa de Nolan. Una cinta total y un portento en todos los aspectos en los que puede ser analizado el cine. Es la consagración de Cillian Murphy en la pantalla grande y el redescubrimiento de un Robert Downey Jr. por fin alejado de su papel como Iron Man.
Una historia que nos habla de poder, culpa, remordimientos, ambición, ciencia, política… la historia de una de las personas más importantes de la historia de la humanidad y todo lo que provocó en el mundo, contada de un manera inmejorable.
«Me he convertido en la Muerte. En el destructor de mundos».
OPPENHEIMER. Después de leer esta crítica seguro será mi próxima visita al cine.