‘UNDER THE BANNER OF HEAVEN’ (2022) CRÍTICA

Under the Banner of Heaven
Cortesía de FX.

LOS FANATISMOS

Under the Banner of Heaven (2022) es una de esas series que pasan desapercibidas. Una serie larga y densa, inspirada en hechos reales y con una trama que retrata temas espirituales profundos. El fanatismo religioso, el abuso de la fe y la iglesia -cualquier iglesia- y la corrupción del ser humano.

El reparto es espectacular. Encabezado por un sensacional Andrew Garfield (Spider-Man: No Way Home, 2021), actores como Gil Birmingham, Daisy Edgar-Jones, Sam Worthington, Wyatt Russell, Rory Culkin o Billy Howle lo bordan y sostienen el interes en una serie compleja que puede hacerse pesada.

Sin embargo, es un producto muy bueno. Durante sus 7 capítulos y sus más de 7 horas y media la serie explora el terrible crimen de una mujer y su bebé en una sociedad tranquila y pacífica como es la que sostiene la religión de La Iglesia de los Santos de los Últimos Días (LDS). Todo a manos de una familia ultraconservadora -los Lafferty-, que basa toda su existencia a la LDS y una religión que es la base de casi todo un estado en EE.UU como es Utah. Un caso peculiar.

La serie plantea, bajo el desarrollo de la investigación, como cualquier fantatismo -sea religioso o ideológico- es la pérdida de la crítica y el sentido común, cómo la Iglesia no es más que una estructura y un mecanismo de control sobre las personas -en especial las mujeres- y cómo el descubrir todo esto, cómo revelarte a ti mismo, puede destrozarte por dentro, que es lo que le pasa al personaje de Garfield, el Detective Pyre.

*POCOS SPOILERS*

Under the banner of heaven

INVESTIGACIÓN = REFLEXIÓN

La serie recuerda en muchos momentos a True Detective por la dupla de detectives -Garfield y Gil Birmingham (Crepúsculo, 2008)-  pero se distancia en varios puntos. Tiene un enfoque más introspectivo, más reflexivo y contemplativo, sin apenas acción pero con diálogos y situaciones tremendamente impactantes e inquietantes.

A lo largo de toda la investigación descubriremos como una persona puede llegar a hacer algo tan horrible por sus creencias en un Padre Celestial, por qué actúan así y cuales son las consecuencias. Conoceremos el pasado de la mujer asesinada, Brenda, y la conexión con los Lafferty -se casó con Allen Lafferty-. Veremos como su mentalidad, aunque conservadora, más abierta, chocó de frente contra el fanatismo religioso de cierta parte de la sociedad Mormona.

Esa mentalidad del patriarca de la familia pasó a sus hijos, en especial a Dan, un hombre asqueroso, repulsivo, que en todo momento despreciamos. Pero incluso pasó a su hijo Ron. El hombre perfecto de la familia, el heredero real de su padre, el empresario exitoso y ejemplar hombre de fe. Todos ellos corrompidos que acabaron abrazando el Fundamentalismo de la religión Mormona cuando Dan, al cargo de la familia, se enfrenta al estado y sus impuestos.

La conversión de un miembro -un hermano- de la LDS a la FLDS (Fundamentalismo de los Santos de los Últimos Días) no muestra más que la corrupción del ser humano. Un fundamentalismo que abraza las leyes más arcaicas -las únicas leyes que respetan esta gente, las leyes de Dios-, una filosofía que no sólo defiende evadir impuestos sino también la poligamia, el casamiento con sus propias hijas, el abuso a sus mujeres e incluso la violación de menores. Todo por mandato del cielo.

Under the Banner of Heaven explora todo ello con pausa y detenimiento, desde el retrato de esa sociedad hasta la defensa de los intereses de una Iglesia que prima su imagen a la justicia de un bebé.

Lo más cotidiano, el diálogo más inocente, a veces es lo realmente enfermizo. Y cuando algo enfermizo se convierte en cotidiano, esa sociedad está podrida.

Por mandato del cielo

EL MILAGRO

«Si todo esto no lo hubiera creado Dios, ¿no sería más milagroso todavía?».

Esa frase me ha marcado. Creo que es la frase que marca la serie y a nuestro protagonista. Durante toda la investigación Pyre se siente desbordado, no sólo por el caso, sino por la destrucción de todos sus dogmas como mormón. Toda su vida y sus creencias se vienen abajo. Resulta que el Profeta de la Iglesia, los Obispos, la gente corriente devota e incluso su propia esposa -fiel y sumisa como la religión, cualquier religión, manda- están en contra de descubrir la verdad. Los Lafferty, como familia modelo de la sociedad, no puede manchar la reputación de la Iglesia y por ello es mejor callar. El silencio, una vez más, es el fin.

Pero Pyre, junto a su compañero el descreído y nativo americano Bill Taba, no se rinden en su búsqueda y priman la verdad, la justicia, por encima de cualquier religión.

La inocencia de Pyre y la experiencia de Taba suman una de las parejas más interesantes del género policíaco en los últimos años. Sus reflexiones, tan cotidianas y mundanas en cierto sentido, se contraponen a las de Pyre con Allen y esclarecen no sólo el caso de unos asesinatos, la corrupción de toda una familia -particular es el caso de Ron (Worthington), uno de los personajes más interesantes e imponentes de la serie- y la sociedad en la que viven -perfecta y modélica por fuera, pero podrida y enfermiza por dentro-. También exploran la fe humana y el origen de la religión mormona -un caso muy peculiar-.

Pyre es un devoto creyente de la filosofía y religión de Joseph Smith. Pero no es fundamentalista. Tiene un sentido de la justicia superior a cualquier mandato de Dios superior y cree más en las leyes del hombre -erróneas en muchos casos, cierto- que en las leyes divinas. Después de todo ese conflicto interno al final él deja de creer, pero sabe sacar algo positivo de todo esto: Su familia.

Quizá toda religión -porque esto no es únicamente propio de la Mormónica, sino que de la Católica, Protestante, Musulmana, Judía…- no es más que un modo del hombre para aferrarse a algo durante su existencia y la Iglesia no sea más que una herramienta que lo aprovecha para su beneficio. Pero si que hay algo bueno que sacar. Quizá ciertos valores -de cualquier religión- sí que sean aplicables y buenos para la sociedad, como lo es la familia. El final de la serie es muy potente, el momento de la recreación del asesinato es pura tensión. Una tensión que crece durante los episodios.

Under the Banner of Heaven pasará desapercibida pero tanto su dirección, reparto, guión, y fotografía no lo merecen. Es una serie compleja, densa, larga y pesada en muchos aspectos -más hoy en una sociedad microondas-. Sin embargo, es una de las mejores exploraciones a una religión y una sociedad que he visto, un retrato de Utah y una prueba de fe pero, sobretodo, justicia.

Concluyo la review con una frase del autor de la novela en la que se basa la serie, Jon Krakauer.

«Sin embargo, algunas cosas son más importantes que ser feliz. Como ser libre para pensar por tí mismo».

PUNTUACIÓN: **** (sobre 5).

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