‘THE SANDMAN’ (2022) CRÍTICA

The Sandman
Fuente: Netflix.

THE SANDMAN

The Sandman es una serie tan particular como su novela gráfica que adapta. La ficción creada por Neil Gaiman sobre fantasía oscura, hechicería y un trasfondo tan filosófico como poético ya fue un éxito cuando se publicó y Netflix ha logrado crear una serie de TV a la altura de las circunstancias.

Una serie misteriosa, intrigante, absorbente por su magnífica fotografía, por su arco -sobretodo el inicia- y por su mundo tan rico. A lo largo de los episodios vemos como Sueño -o Morfeo, Sandman-, interpretado por un fenomenal Tom Sturridge, explora su reino de los sueños y el mundo humano. Como trata con las personas – o seres- de su alrededor y evoluciona su actitud ante ellos, como es capaz de bajar al Infierno ante el mismísimo Lucifer para recuperar lo que es suyo y, sobretodo, como a través de este viaje descubrimos un mundo con un potencial único.

El primer arco principal -que abarca desde el primero hasta el quinto capítulo- inicia con la captura de Sandman por parte de un ocultista (Charles Dance). Tras 100 años encerrado logra liberarse y su misión a partir de entonces es reconstruir su reino, que se ha venido abajo en su ausencia, reparar las consecuencias que ha sufrido el mundo humano y recuperar sus tres bártulos: una bolsa de arena, una máscara y un rubí. Sin ellos, su poder es menor y no puede reparar nada.

*OJO SPOILERS*

Sueño

UN VIAJE INFERNAL

El primer arco de la serie es para enmarcar. El primer episodio, lleno de simbología ocultista, con una fotografía preciosa de toques góticos y un imponente personaje como es el de Charles Dance (Juego de Tronos, 2011 – 2018) te engancha de primeras. Un episodio donde conocemos al Señor del Sueño pero sobretodo donde se marca uno de los aciertos y triunfos que ha tenido Netflix con esta serie -además de proporcionarle un presupuesto adecuado- y es nada menos que ese tono poético. Una manera de narrar que parece en ocasiones una poesía del romanticismo con un cuidado para los diálogos excelso.

Tras el piloto donde Sueño se libera, éste trata de encontrar los bártulos para reconstruir su Reino y podemos observar ese mundo creado por Gaiman de una manera fiel y directa, con mucho respeto por la obra -se nota- y un cuidado presente. Vemos gárgolas, Caín y Abel, esas tres brujas de la osuridad… Pero vayamos al meollo.

El episodio donde recupera su primer bártulo, la arena, es genial. Con la aparición de Johanna Constantine (Jenna Coleman) vemos ese mundo de monstruos y demonios que acostumbra Constantine -personaje que merece una serie propia ya-, como los elementos religiosos son parte de la misma y como Morfeo actúa fríamente. Además, vemos como avanza esa amenza final que será Doctor Destino (David Thewlis) y Corintio (Boyd Holbrook).

Pero quizá el mejor episodio de toda la serie es el del Infierno. Sandman viaja al Reino de Lucifer para recuperar su máscara. En un ejercicio increíble de recreación vemos el Infierno como siempre lo hemos imaginado, quizá el mejor Infierno que se ha creado en la ficción. Tras una batalla magnífica y muy satisfactoria contra el propio Lucifer – brutal Gwendoline Christie- Sueño se hace con su segundo bártulo. La batalla es única, llena de romanticismo, con un sabor a cómic muy especial y con una narrativa, de nuevo, poética. Es épica, pero también poesía.

Finalmente, tras un episodio donde Doctor Destino revela el poder del rubí y una reflexión sobre lo que somos, los sueños y deseos que podemos tener que no significan que sean lo que realmente seamos ya que eso son nuestras acciones, vemos otra batalla del estilo donde Sandman se impone. Morfeo, por fin, puede reconstruir su reino.

Lucifer vs Sandman

VIVIR PARA SIEMPRE

El segundo arco es menor. Más débil. Más endeble. Y no creo que sea culpa de la propia serie sino del arco en sí. De su adaptación. A pesar de episodios tan bonitos como el de La Muerte y ese recorrido, ese tour, que nos lleva a observar como hasta en ese momento que ha todos nos llega, hay belleza. El viaje de Sandman pasa por sentir, por realmente entender su labor: servir a la humanidad. Al igual que sus hermanos (Deseo, Muerte, Desesperación, Destino, Delirio, Destrucción). Los eternos.

Otro episodio increíblemente bello es aquel en el que Sueño le concede a un humano la vida eterna, reuniéndose así una vez cada 100 años en el mismo lugar. Una amistad que nació como una apuesta y que, ni 100 años de prisión y una falta a su cita, no pudo romper. Es el episodio donde vemos que Sueño no es tan frío, donde de verdad se siente humano. Ambos episodios cuentan con ese estilo poético que no me voy a cansar de señalar, porque es el sabor, la esencia, el gusto de la serie.

Sin embargo, el nivel baja en ese último arco donde Sandman tiene que acabar con la amenza del Corintio y arreglar ese vórtice, matándolo, que se manifiesta como un humano. Es un arco interesante, donde exploramos aún más la humanidad de este eterno, donde existen momentos bizarros -abusos, la convención de asesinos en serie, Deseo…- pero se siente que bajan el pistón. Aún así, en el apartado visual sigue manteniendo el nivel y detalles como ese uso de viñeteado o estrechamiento de la imagen dan esa sensación onírica que quiere dejar la serie.

Finalmente Morfeo arrega el asunto, no sin antes darse cuenta que todo es una manipulación de su hermano Deseo y una semilla plantada para una segunda temporada que, por favor esperemos, Netflix se atreva a hacer. Además hay que añadir el ingrediente de Lucifer aceptando la propuesta de un demonio para invadir el Reino de los Sueños, el reino de Sandman. Esa segunda temporada tiene que salir sí o sí.

Cuervo-Sandman-Constantine

PRELUDIOS NOCTURNOS

Sandman se despide de esta primera temporada con un capítulo muy especial. Un capítulo que trata la libertad, la desesperación de un autor, Ric, por el éxito y el encarcelamiento de Calíope, una hija de Zeus y ex esposa de Sueño. Un capítulo que marca el estilo de la serie desarrollada por Allan Heinberg y con un estilo que sólo DC puede hacer. El concepto de libertad, el tratamiento de los abusos, el epoderamiento femenino natural y orgánico y esa manera tan irónica de venganza son algunos de los temas que trata este último y sorpresivo episodio.

Sandman se va por la puerta grande, con una serie a su altura capaz de atreverse a adaptar la novela gráfica incidiendo en sus capas, en su profundidad. Esto no es una historia sobrenatural y de fantasía, es una historia donde se reflexiona sobre temas metafísicos como la vida y la muerte, sobre le propio concepto de los sueños -y las pesadillas-, sobre la humanidad… y sobre los abusos, la psicopatía, la maldad…

Probablemente naufrague en varios aspectos, como ese segundo arco, ciertos fallos en el ritmo de algunos capítulos que se hacen más pesados… pero que una serie se atreva a esto marca y es de elogiar. The Sandman es una de las series de 2022 sin lugar a dudas y con uno de los personajes de ficción más interesantes y siniestros como los es Morfeo. Un personaje que, a pesar de su frialdad propia de sus ser, su concepto, es capaz de conectar con el público y ganarse nuestro afecto.

Una serie oscura, intrigante, demoníaca. Un mundo con tremendo potencial para explorar. Una novela gráfica romanticista en movimiento

Por favor, Netflix, no la canceles.

Puntuación: **** (sobre 5)

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