Tulsa King no es sólo el salto de Sylvester Stallone, una estrella de Hollywood consagrada a lo largo de las décadas, hacia la televisión. También es una propuesta más que interesante y un enfoque distinto al género criminal trasladándolo a un lugar y tiempo muy diferentes a los que estamos acostumbrados.
La serie de Paramount+ se ha convertido en un éxito rotundo en Estados Unidos, de ahí su renovación por una segunda temporada, y es obvio que la presencia de Stallone -quien provoca que el proyecto luzca con luz propia- es vital. Pero hay bastante más.
Una serie divertida, con un drama muy bien gestionado en diferentes dosis para que no se cargue la fluidez de la trama, con un protagonista entrañable pero a la vez implacable -este Dwight sin duda es uno de los personajes más relevantes de Sly en los últimos años- y con una serie de elementos que hacen de Tulsa King una serie ligera, entretenida y totalmente accesible.
No es Los Soprano, pero probablemente sea más fácil reírte a carcajadas en Tulsa.
*OJO SPOILERS*
HISTORIA Y HUMOR
La historia del Rey de Tulsa es la historia de Dwight (Stallone), un capo de la mafia italoamericana en Nueva York que se ve obligado a pasar 25 años en la cárcel por un crimen que se vio forzado a cometer y por cumplir el código más básico dentro de toda organización delictiva: no ser un chivato. Cuando éste sale de prisión, en lugar de ser recompensado por su sacrificio, es mandado a Tulsa a crear su propia red criminal al servicio de la mafia. Un destierro para él.
Sin duda es un arranque típico y lejos de ser novedoso es un estereotipo. El mafioso que se siente traicionado por la mafia. Sin embargo, la serie de Paramount es muy inteligente. Trabaja el humor y explota completamente el escenario en el que se desarrolla.
Escenas con Sly totalmente desubicado -han pasado 25 años y el mundo es diferente, nada funciona igual- como en la que quiere hacer un envío a NY y no puede porque no puede pagar en efectivo. «¿Qué narices está pasando en el mundo?» es una de las frases y caras más comunes que podemos encontrar.
Además, juega con ese humor junto a los personajes que se nos van presentando. Es gracioso ver a Dwight chocar con Tyson (Jay Will), su chófer, y con Bodhi (Martin Starr), el nerd que maneja el negocio de la marihuana en Tulsa.
Poco a poco, con situaciones tremendamente divertidas, vemos a Dwight no sólo construir su particular negocio en una tierra extraña, sino también encontrar quizá un hogar. Algo propio.
EL PASADO Y EL HOGAR
Uno de los temas de la serie y que mejor desarrolla es la redención y el encontrar un nuevo hogar. El de dejar el pasado atrás o afrontarlo, no huir, adaptarse o morir, el de construir algo propio. Algo con significado.
Todo eso es lo que muestra el personaje de Dwight. A pesar de que era una condena para él el exilio a Tulsa, encuentra en aquella ciudad perdida en medio del Oeste americano, en aquella ciudad de Ocklahoma, un significado. Allí por fin puede manejar su negocio -criminal, claro-, encuentra amistades incluidas algunas del pasado, logra forjar una amistad o más bien camaradería con las personas que lo siguen e incluso, sorpresa, encuentra un nuevo amor.
Probablemente sea el tema de la serie. Afrontar el ayer y construir un futuro. Todo eso con las acciones del presente. No hay más profundidad en la serie, pero es más que suficiente. Todo esto está reflejado en el personaje de Armand (Max Castella).
Armand, al igual que Dwight, era un miembro de la mafia italoamericana en Nueva York. Unos años más tarde de lo que sucedió con Dwight, Armand escapó de la mafia. Finalmente, acabó en Tulsa, consiguió un trabajo encargándose de caballos y formó una familia. La llegada de Dwight supone para él una crisis tremenda ¿Habrá ido a por él? Y es ahí cuando decide matarlo.
El personaje de Max Castella decide enfrentar el pasado y cuando finalmente se une al de Sly, lo hace con la idea muy clara de que no va a volver a huir. Después de dos décadas no puede volver a hacerlo. Va a luchar por lo que ha construido en esa ciudad y está dispuesto a todo para ello. Aunque le cueste una ruptura con su esposa. Y todo en clave de humor.
Similar es el caso de Tyson. Un joven afroamericano que nunca ha encontrado su sitio y que ha desaprovechado toda oportunidad que le han regalado sus padres. Pero averigua su lugar con Stallone. Quiere ir a su modo, labrar su camino, aunque eso esté poniéndole en riesgo.
MAFIAS Y AMOR
El punto más flojo de esta serie es, y de largo, la trama mafiosa. Si no es por el poderío de Stallone y el gran personaje de Dwight la sería podría haber caído en una mediocridad insalvable. La trama criminal en Nueva York, a pesar del drama familiar de nuestro protagonista con su hija, es arquetípica y los personajes son risible.
Sienta mejor, realmente, la trama mafiosa contra la banda de moteros de la ciudad. Quizá en clave de humor, pero mucho más amena y entretenida. Los policías corruptos, los moteros gallinas, el líder encocado… Tiene mucho humor y comedia como para centrarte en la trama seria y más que vista de la mafia en Nueva York.
Otro punto flaco es la trama que gira entorno a Stacy (Andrea Savage). Sí, es el interés amoroso de Dwight. Tiene el conflicto de pertenecer a la ATF. Y aunque su participación empieza bien y es clave en la serie, se siente poco aprovechado. No termina de funcionar. Faltan momentos y más con ese final.
Aún así, todo esto lo tapan personajes como el de Mitch Keller (Garrett Hedlund). Un cowboy. Un hombre del oeste que parece sacado de una película de John Wayne y colocado en nuestros días. Destaca a pesar de la falta de minutos.
Y como no destacar esa pelea final, ese tiroteo de bar bajo la música de In The Air Tonight de Phill Collins. Puros 80s. Puro cine. Pura adrenalina. Y puro Stallone al más estilo salvaje de Rambo.
Tulsa King es una serie sencilla, divertida, entretenida y con un mensaje muy claro. Cojea de varias aristas pero tampoco es importante. No lo pretende. El humor, los personajes y la aventura de Stallone en el medio Oeste es lo que importa.