‘PREDATOR: PREY’ (2022) REVIEW

Prey
Fuente: 20th Century Studios.

PREDATOR

La saga Predator siempre ha sido comparada con su gran rival: Alien. Una franquicia que nació casi una década después que Alien (1979) con el clásico de los 80s protagonizado por Arnold Schwarzenegger, Predator (1987). Una película dirigida por John McTiernan de ciencia ficción que nos mostraba la caza de unos mercenarios a un ser de otro mundo -o la caza de éste a los mercenarios-.

Una película muy exitosa, muy entretenida y muy atractiva. Una cinta que con pocos elementos te dejaba con muy buen sabor de boca. Acción, misterio, sci-fi, personajes carismáticos y un Chuache en pleno prime elevaron el film a cotas que seguramente no esperaban. Se convirtió en un clásico de la ciencia ficción y de acción.

Sin embargo, y aunque las comparaciones sean dolorosas, la saga Alien siempre me pareció más interesante. Sus películas eran mejores y tenían mucho más donde profundizar. Más capas. Hasta ahora.

Porque Prey (2022), dirigida por Dan Trachtenberg (Calle Cloverfield 10, 2016), es quizá la mejor película de las dos sagas rivales en muchos años y la mejor de su franquicia desde la original de 1987. Sin duda, mucho mejor que la panaguada The Predator (2018) de Shane Black.

Vamos al lío.

*OJO SPOILERS*

Prey

DEMUESTRA LO QUE VALES

Prey no es sólo una fantástica película de Predator. Es una gran película por méritos propios. El viaje de una chica que quiere ser cazadora, que quiere demostrar lo que vale en un mundo de hombres, que quiere ser la heroína en una sociedad donde parece que eso está únicamente reservado para su hermano.

Pero la protagonista, Nara (Amber Mindhunter), está empeñada en conseguirlo. Durante gran parte de la película la vemos entrenar, cazar, superar peligros propios del mundo en el que vive -ambientada 300 años atrás, en territorio Comanche-. La vemos enfrentarse a pumas, osos, arenas movedizas… y algo más. Porque si algo representa Nara es la inteligencia y la astucia -al contrario que su hermano que es más fuerte y bravo-. Sin embargo, Nara es la única de todos los cazadores que es capaz de ver que la amenza. Que hay un Predator cerca.

Si hay algo que demustra esta película, esta protagonista, es cómo hacer un personaje femenino fuerte, audaz, astuto e interesante: Proporcionándole un arco.

Sí, un arco. Un arco de evolución, de transformación. Un viaje donde Nara acabe de manera diferente, donde haya aprendido algo, donde se haya superado. Eso es lo que hacía exitosa a Ellen Ripley en la saga Alien y lo que nos dejaba con la boca abierta con Sarah Connor en la saga Terminator. No es el motivo de que sea una mujer la heroína o un hombre lo que hace de un personaje interesante. Esto no es Capitana Marvel -Capitana Maribel- o tantas protagonistas de los últimos años donde su personaje es luz y color. Donde es perfecta desde el inicio al final y donde no existe ningún arco de evolución. Por eso no triunfan, porque se siente falso e impuesto.

Nara, al contrario, se ve un personaje real, una cazadora que se gana ese derecho por motivos propios, una HEROÍNA de los pies a la cabeza. Y Prey lo hace sin tirártelo a la cara.

Predator

CAZADO POR LA PRESA

Y aún así, Prey tiene más. Una película llena de acción con uno de los Predator más impactantes que he visto. No necesitas un super Predator como en 2018 para impresionar al público. Necesitas que se sienta una amenaza real. Al contrario de ser fuegos artificiales, este Predator es una bestia sin necesidad de florituras. Una amenaza que coge mucho de la película original pero que lo hace propio, con la vuelta al uso de efectos prácticos en muchos momentos.

Cómo se convierte en la presa de la presa es fabuloso. Las escenas de acción están llenas de ingenio de imágenes memorables -las arenas movedizas, la pelea del oso con el Predator, el primer encuentro en el bosque-. La fotografía es genial y explota ese mundo salvaje americano a más no poder. Se nota que se han inspirado en gran parte en el videojuego Assasin’s Creed III (2012) y la película Revenant (2015). Grandes influencias.

Pero si hay algo que le da más profundidad a la película es el tercer acto y el grupo de franceses cazadores. Es brutal como pensamos que la masacre a los bisontes era causada por el Predator y después se nos revela que fueron los franceses. Unos cazadores que sólo buscan trofeos y que caerán ante el mayor cazador de todos.

La imagen de esos hombres malvados siendo destrozados por el Predator es algo que no esperaba al inicio de la película y es un disfrute para el que le guste la chasquería.

Un mundo salvaje y libre. Una tierra preciosa a la vez que dura bajo la inminente llegada del hombre «civilizado». Porque en el mundo real, el nuestro, el mayor cazador no es ningún Predator. Es el hombre. Ese detalle y, sobretodo, la manera en la que está expuesto, es fantástico.

Prey

INTELIGENCIA Y CONCLUSIONES

Finalmente, la película acaba con un climax brutal. Unas peleas de Nara y su hermano con el Predator que, de nuevo, recuerdan a las mecánicas de Assasin’s Creed III. Nara es la más astuta y audaz por algo. Hace uso de su inteligencia en todo momento y es así como derrota al Predator. No con fuerza, sino pensando. Además lo redondea con usar lo que a ella casi la mata. Es bestial la manera en que han rodado las escenas y la planificación.

Nara regresa a su poblado, siendo una campeona, siendo una cazadora y un ejemplo para los demás. Y advierte, que un peligro mayor está en camino: los colonos.

Prey es una película brutal. Una sorpresa maravillosa para este verano y una pena que se haya estrenado en Disney+ y no en cines. Hubiera sido un goce.

Ojalá todas las películas se centraran en lo mismo: personajes intersantes con arcos y temas importantes, la esencia y el respeto por la cinta original y el ingenio de aportar algo más, de contar algo nuevo. O algo parecido pero desde otro punto de vista y otro enfoque.

Puede que Prey no reviente la taquilla en los cines, pero sin duda se ha ganado un hueco entre lo mejor de 2022.

PUNTUACIÓN: **** (sobre 5)

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